A veces me siento como un cubo de basura rebosante donde no puedes tirar ni un clínex más. A veces soy ese mismo clínex. Y yo misma lo tiro al cubo rebosante de basura, y se cae todo al suelo. A veces es ahora, porque ahora me siento así.
Al inicio del 2023 pedía calma, sosiego, tranquilidad. Sabía, y sé, dónde encontrar todo eso. Más que encontrarlo sabía, y sé, qué me lo puede aportar y, por tanto, por qué lo pedía. Quería calma porque quería tener control de lo que pasaba. No quería sobresaltos, ni sorpresas, ni enfrentarme a gestiones —emocionales o burocráticas, tanto daba— excesivamente complicadas. Sosiego para llevar una vida anodina que no requiriera de pensamientos intrincados, existir como concepto absoluto sin más acepciones que no fueran estar viva y, sobre todo, quieta. Tranquilidad como forma de sobrellevar esa existencia. Vivir en sigilo, hablar en susurros, ser igual de importante que una pelusa. En realidad lo que yo quería, y quiero, para qué mentir, era tener el control absoluto, todas las certezas y huir de lo complicado. Y adivinen qué. Claro.
Tener ganas de tener todo bajo control está bien, me parece incluso que es un síntoma de inteligencia, pero no se puede. De hecho no se pueden, así como concepto, muchas cosas en esta vida. Tampoco existir sin tener más implicaciones, tampoco se puede eso. Ni saberlo todo todo el rato. Ni emprender huidas hacia adelante. Tampoco se puede. Y eso fue lo que aprendí este año. Que hay cosas que quiero, pero no se pueden.
En 2023 pasaron cosas. Muchas. Muchísimas. Todo el rato estaban pasando cosas, todos los días. Cada segundo pasaba algo. Pero no a mí sola, en general. Estuve viviendo en un estado de completo asombro por todas las cosas que pasaban hasta que caí en la cuenta de que es que en la vida pasan cosas. Y pasan tantas que no puedo entenderlas y, por tanto, no puedo controlarlas. Ni siquiera unas pocas, ninguna de ellas. Yo quería entenderlo todo todo el rato, y no podía. No podía controlar nada. ¿Dónde quedaba entonces esa calma que necesitaba? ¿A qué podía aferrarme para sentir la tranquilidad? ¿Qué me iba a aportar sosiego si vivía en una incertidumbre constante? No se podía nada de eso, pero lo aprendí.
De todas esas cosas que pasaron controlé un total de: cero. No entendí ninguno de los giros que dio mi vida. Tuve que exponerme, mostrarme vulnerable, sentir cosas. Me frustré, lloré, me cogí perretas y me soné. El cubo del 2023 se fue llenando de basura hasta que, aposta, puse el clínex que faltaba y se rebosó, claro que se rebosó. Y así me encontré a mí misma, de repente, recogiendo clínex tiesos del suelo, como de los que te encuentras en el bolsillo de un pantalón después de lavarlos. Algunos manchados de pintalabios. Otros de rímel. Algunos todavía fríos y blanditos de la última vez que me soné.
Pero me vi ante todos esos clínex y, en lugar de cogerme una perreta más que engrosara la montaña, lo que sentí, sorprendentemente, fue calma, sosiego y tranquilidad. Miré el desastre que había en el piso y lo único en lo que pensé fue en recogerlo todo, meterlo en bolsas de basura y sacarlo pafuera. Con mucha lentitud, y dedicando el tiempo que necesitaba cada clínex, fui levantando uno a uno y, despidiéndome de ellos, los metía en el saco negro. Se iban. Se marchaban. Los estaba echando yo. Y eso era lo que me llenaba de paz. Esa paz venía de mí, de lo que yo estaba haciendo con todos los clínex, con toda mi montaña rebosada. Resulta, que lo que pedía ya lo tenía. El control estaba en lo que hacía con toda la mierda, no en evitar que entrara.
Una canción del que para mí ya es el mejor disco del 2024 y que viene muy a cuento.
Gracias por leerme. 💛
el control es una ilusión (control is an illusion) fue mi bio de instagram durante muchísimo tiempo. al parecer la ilusión de control es un sesgo más del pensamiento, que nos lleva a pensar por ejemplo que si tiramos el dado con más fuerza saldrá un número más alto que si lo tiramos flojito flojito para sacar un uno. total, que al final va salir el número que tenga que salir y a ver qué haces con lo que te toca. te mando un abrazote!